jueves, 3 de febrero de 2011

Desde Afuera.


¿Real Happy?
Vivía en un barrio un tanto alejado del centro de la ciudad de buenas características, grandes lujos que solo la clase alta se puede dar. Las casas eran inmensas y sorprendentes por fuera y adentro lo aún más. Absolutamente todos los autos visibles, parecían de otro planeta, o mejor dicho de otro país. Una vez pase por el barrio, estaba medio perdido y lo que más recuerdo son todos los autos con vidrios polarizados que impedían ver quienes estaban dentro, y pensé que todo era fachada, que todo el lujo era un disfraz enorme sobre pobres rostros. Que con el tiempo la casa, el auto, el oro se les hacía absolutamente menester para poder salir de su hogar, porque sin la opinión de los vecinos o de simplemente quienes se los hayan cruzado carecían de identidad. De esta manera los Sánchez, (la familia más adinerada del barrio, con tanto en sus bolsillos que se dudaba de la honestidad de sus ingresos) que viven en las últimas calles de la ciudad, no eran los Sánchez sino que eran los de la casa de cinco pisos, los cuatro autos, la casa quinta en Punta del Este. Estoy seguro que esta clase de gente, aunque mejor dicho es una forma de vivir no da lugar a el azar y el riesgo, de que al levantarse perder todo y quedar perdido fuera del lujo, y los bienes y tener que comenzar de vuelta o abandonar todo. Aunque hecho como estos le pueden pasar a cualquiera desde al mendigo más pobre, del rincón más sucio hasta a los Sánchez, cuando sucede la verdad desnuda la hipocresía y es en esos momentos donde no hay fachada que valga, donde uno se tiene que mostrar tal cual es, sabiendo que solo se tiene a uno mismo.

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