lunes, 17 de enero de 2011

Ay mujer.

Ay si pudiera volver el tiempo atrás y evitar que me invitarás ese trago, esa noche que todavía maldigo. Que entre tangos y whiskies empecé a tener coraje en el amor. Y con el último sonido de ese melancólico acordeón mis labios siguieron bailando sobre tu boca, ay mujer mis ojos se durmieron en ese instante, y cuando despertaron felices te encontraron desnuda en mi hogar. Ay mujer, rogué a Dios que esta locura no terminé nunca, no alcancé a decir “Amén”, que tu sombra cruzó mi puerta hundiéndome en la angustia y en la inseguridad de un esperanzado ¿volverá? Ay mujer, si supieras como mis sábanas gritan tu nombre, y el deseo de mi espejo de encontrar nuevamente ese rostro, o al menos vuelvas a pisar una noche más este corazón que ya no encuentra motivos para levantarse. Ay mujer, cuantas lunas ya he llorado, en cuantas botellas te he buscado y en cuantos cuerpos ya te he extrañado.
  Será que Don Julio deseo volver a ver a nuestro baile que esa noche nos volvimos a cruzar. Ay mujer si escucharás el canto que te hace mi corazón, si entendieras la desesperación de mi amor, o al menos me acompañarás otra vez a la habitación. Ay mujer, ¿acaso no ves a este perro? que por ese hueso está dispuesto a desvestir el pecho y recibir el puñal. Ese tango volvió a sonar y alguien más te tomó al bailar, el brillo de sus ojos era tan grande como el sol que saldrá el día de mañana que espero no despertar. Que triste fue mi destino el que no le deseo a tu bailarín de turno. Ay mujer, de la mano ya se van, y mis pies no tienen fuerzas ni para sostener los zapatos. Por favor que alguien terminé esta pena, algunas manos generosas que quieran estrangular este corazón, para que derrame sobre este piso de alcohol las últimas gotas que le quedan de un desconocido amor.
  Ay mujer, si supieras a tristeza de mis paredes al saber que hoy tampoco ibas a volver y las risas de la estrellas de la ciudad, la luna ya no me quiere mirar que ya se está escondiendo, y veo la solución en ese balcón de la liberación. Ay mujer, con la fantasía de que morí amando, respiró por última vez los Buenos Aires, y con el último latido de mi corazón, me despido de ese maldito tango, de tu maldita boca y de tu recuerdo asesino.

3 comentarios:

  1. Casi se siente el aroma del tabaco y el humor etílico de aquel bar, casi se sienten sus labios ausentes, casi se siente el dolor en el pecho y esa desgana desahuciada. Melancólico y hermoso.

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